Si tienes problemas para moderarte, entender cómo te hace sentir una comida después del primer mordisco puede ayudarte a manejar cualquier cena o postre.
Para muchos de nosotros, la comida en la mesa familiar nos emociona más en las fiestas que los regalos bajo el árbol. Las empanadas de la abuela, una mesa llena de galletas, postres y pasteles de todos los tíos y primos. Y aunque los recuerdos de comer todas esas delicias inunden tu mente de agrado, tu cuerpo podría recordarlo de otra forma. Eso es lo que pasa con la comida reconfortante: se supone que te hace sentir bien. Pero a menudo te hace sentir hinchado, desganado y, a veces, mal contigo mismo.
Lo que cuenta como comida reconfortante
Según Kristin Olenik, una entrenadora de salud titulada, la comida reconfortante son los alimentos dulces, salados y grasos que asociamos con experiencias y sentimientos positivos, como celebrar con amigos o familiares. Las papas fritas y la salsa para acompañar podrían contar como comida reconfortante porque solías disfrutarlas con tus amigos de la universidad mientras veían un partido, los gyros porque te encantaban cuando eras niño o la torta o pastel porque se come en los cumpleaños.
"Comer alimentos reconfortantes nos puede hacer sentir un poco mejor cuando estamos estresados, ayudarnos a sentir seguros cuando estamos solos y despertar recuerdos específicos cuando nos sentimos nostálgicos", dice Shahram Heshmat, autor de "Eating Behavior and Obesity" ("El comportamiento alimentario y la obesidad"). Se trata de una alimentación emocional y, aunque es bastante común, si ocurre en exceso, puede llevar a consecuencias mentales y físicas negativas, dice Dana Gruber, doctora y psicóloga clínica del Ochsner Medical Center de Nueva Orleans.
Otro tema, por supuesto, es que los ingredientes que hacen que un alimento sea dulce, salado y graso (azúcar, sal, nata, queso y mantequilla, entre otros) tienden a ser malos para ti en grandes cantidades, dice Olenik. Y seamos honestos: ¿con qué frecuencia has ido al gimnasio, a una cita o de vuelta al trabajo después de comer una rosquilla o un burrito enorme y te has sentido bien?
Eso no significa que no se puedan comer alimentos pesados, simplemente indica que es posible que tengas que adoptar un enfoque más saludable para hacerlo. El primer paso es practicar la alimentación consciente o "disminuir el proceso de comer y centrarse en los alimentos y saborearlos para que las cantidades más pequeñas sean más satisfactorias", dice Gruber. El segundo paso para encontrar un equilibrio en el que te deleites con cada bocado de, por ejemplo, los famosos helados sin excederte frecuentemente, es redefinir lo que significa comida reconfortante para ti. Aquí te contamos cómo.
1. Conoce lo que significa sentirse bien.
La comodidad es más el estado de tu cuerpo después de comer, no mientras estás comiendo, dice Krista Scott-Dixon, doctora y directora de formación de Precision Nutrition. "Deberías sentir un estado de alerta duradero y tranquilo, en lugar de un entumecimiento temporal (o 'coma alimentario') o una sensación de estar nervioso", dice. La idea es sentirse como si estuvieras sentado en tu balcón con una taza de café un domingo por la mañana, no adormecido ni agitado.
Para encontrar alimentos realmente buenos, consulta tu cuerpo inmediatamente después de comer, una hora después (cuando el cuerpo ha comenzado a digerir), la mañana siguiente y hasta un par de días después, recomienda Scott-Dixon. La incómoda sensación de saciedad y distensión estomacal puede ser instantánea, pero hay otros avisos, como un aumento de la hinchazón, problemas gastrointestinales o fatiga, que pueden tardar de 12 a 24 horas en aparecer, explica. Son señales de que deberías eliminar esa "comida reconfortante".
2. Elige alimentos con diferentes beneficios.
En lugar de elegir golosinas con un alto contenido de grasas saturadas o trans, con muchas calorías vacías o llenas de azúcar añadido, elige alimentos con un mejor perfil nutritivo. Por ejemplo, opta por el aguacate en lugar de la mantequilla para obtener un tipo de grasa más saludable y una cremosidad similar. O prueba un "queso" rico en antioxidantes elaborado con almendras y nueces de la India, dice Olenik. Y elige las frutas (como frutos del bosque y dátiles) en lugar de azúcar refinada siempre que sea posible. Los alimentos naturales y con gran cantidad de nutrientes (frutas, verduras, cereales integrales, etc.) no solo pueden ayudarte a sentirte bien físicamente, también pueden reconfortar tu mente, dice Olenik.
3. Cuida el intestino.
Los expertos lo llaman la conexión intestino-cerebro: las bacterias del tracto gastrointestinal envían señales al sistema nervioso central. Por eso comer alimentos no tan saludables puede desajustar las bacterias, estresándote o entristeciéndote más de lo usual, como sugieren las investigaciones. Comer alimentos que promuevan las buenas bacterias en el intestino, como lentejas y cereales integrales llenos de fibra, grasas ricas en omega 3 (nueces o semillas de lino y chía), y productos fermentados (kéfir, chucrut o kimchi), en cambio, puede ser beneficioso para el cuerpo y la mente, dice Olenik. Esto se debe a que este tipo de dieta, y quizá incluso un probiótico diario, podría ayudar a equilibrar tus bacterias intestinales, lo que te da más probabilidades de sentirte bien física y mentalmente, dice Olenik.
Si sigues estos consejos, podrás notar un nuevo tipo de sensación de comodidad en la mesa, la que viene de saber que estás cuidando a tu yo del futuro.