Cómo manejar la incertidumbre

No puedes evitar lo desconocido, pero no tienes que permitir que te aparte del juego, sigue estos consejos de expertos en psicología

¿Podré correr en ese maratón que tanto espero? Todos los momentos más allá del presente son difíciles de predecir. La incertidumbre es inevitable.

Familiarizarte con la incertidumbre puede ayudarte a domar la ansiedad y puede ser el impulso que necesitas para lograr los objetivos que crees que no están a tu alcance. "Lo único seguro de este mundo son los cambios. Cuanto menos tardemos en aceptarlo, antes empezaremos a verlos como algo emocionante. Como si fueran un impulso de energía", nos dice Mollie Eliasof, psicoterapeuta y trabajadora social de Nueva York.

Por qué la incertidumbre nos desconcierta

Está en nuestra naturaleza sentir intranquilidad cuando no sabemos qué nos espera. Robin Buckley, doctora y coach ejecutiva en New Hampshire, nos explica que para nuestros primeros ancestros, la incertidumbre era sinónimo de peligro y era algo que había que evitar a toda costa. ¿Una cueva era demasiado oscura para ver si un tigre dientes de sable estaba al acecho en su interior? Mejor mantenernos alejados.

Llevamos tan dentro nuestro instinto de evitar lo desconocido que es posible que prefiramos sufrir con lo bueno conocido que aventurarnos con lo malo por conocer. Un ejemplo: en un estudio británico, un grupo de personas se estresó menos cuando sabía con seguridad que iba a recibir una descarga eléctrica que cuando la probabilidad de recibirla era de un 50%.

Porqué hay que reconciliarse con la incertidumbre

Obviamente hay ocasiones en las que quedarte con lo bueno conocido es lo más inteligente. Nadie va a decirte que es mejor volver a casa muy de noche por un callejón oscuro y solitario en vez de por tu iluminado camino de siempre. "Tenemos la capacidad de explorar, pero aun así nos estancamos en hábitos y patrones con los que, aunque sean buenos, no crecemos ni damos rienda suelta a nuestra imaginación", explica Buckley.

Aprender a mantener la calma en los momentos difíciles "nos lleva a conocer personas y cosas que probablemente no hubiéramos conocido de haber seguido en modo de piloto automático", afirma Buckley. Esa incertidumbre puede darte motivación para lograr resultados positivos, de acuerdo con un estudio de la universidad de Chicago. La teoría es que asumir riesgos puede ser emocionante, lo que alimenta tu motivación.

Hay un lado todavía más positivo: cuanto más practiques el aceptar lo desconocido, más fácil será para ti. "Enfrentar situaciones impredecibles o difíciles nos ayuda a recalibrar nuestro sistema natural de alarma y acercarnos a más oportunidades en el futuro", nos explica Michael Ambrose, psicólogo de Nueva York. En resumen, podemos desarrollar el instinto y la seguridad en nosotros mismos con la práctica.

Aunque la incertidumbre pueda descolocarnos por completo, en realidad puedes manejarla. En un estudio de la universidad de Yale realizado con monos se ha descubierto que los escenarios impredecibles desencadenan un incremento de actividad en el córtex prefrontral, la zona del cerebro responsable de gestionar las reacciones emocionales. Se cree que ese mismo mecanismo puede ayudar al cerebro humano a centrarse en la información más importante en los momentos difíciles con el fin de tomar la mejor decisión.

Domina la aceptación

Si la idea de confiar en que lo bueno puede venir de lo desconocido, o en que si no lo hace puedes estar bien igualmente, te parece más fácil de decir que de poner en práctica, es porque es así. Pero prepararte para esos "por si acaso" también es perfectamente posible. Te damos las claves:

1. Ve más allá de A o B

La ansiedad de no saber puede alimentarse cuando nos encerramos en una única forma de pensar, según nos explica Eliasof. Digamos que deja de gustarte tu trabajo, pero te agrada el poder trabajar desde casa. Cuando empiezas a considerar opciones, te ves en la obligación de elegir una de dos: a) hacer el trabajo aunque no te guste o b) estresarte por el hecho de buscar un nuevo trabajo que también puedas hacer desde casa.

La cosa es que esas dos no son las únicas opciones. "Puedes dividir esa A y esa B en múltiples categorías", dice Eliasof. "Así tienes más posibilidades y tienes una mayor sensación de control". Quedarte con tu trabajo actual podría suponer que debas enfocarte en tareas que te hagan sentir una mayor realización o fortalecer el vínculo que tienes con tu equipo para avanzar más. Decidirte por buscar un nuevo trabajo podría implicar tomar clases para aprender cosas nuevas y completar tu perfil antes de empezar con tus postulaciones. Y eso es algo que podría entusiasmarte más que provocarte miedo, ¿no crees?

2. Repasa tu historia personal

En lugar de preocuparte por cómo manejas las situaciones nuevas, piensa en cómo has lidiado con las experiencias más difíciles en el pasado, como la forma en que te has adaptado a la vida durante la pandemia. "Quizá seas una persona resolutiva y optimista, así que enfócate en esas fortalezas", dice Buckley. "Sabes las técnicas que te han funcionado bien antes y, por lo tanto, te pueden funcionar de nuevo".

Tener mapeadas las cosas que te han ayudado a superar situaciones difíciles es más eficaz que simplemente decir "yo puedo". Cuando hacemos lo primero, das al cerebro una evidencia palpable de que ya tienes todo lo que necesitas. Te das cuenta de que, aunque te adentres en lo desconocido, hay algo que sabes con seguridad: que ya has estado ahí, has lidiado con sensaciones similares y puedes volver a salir adelante.

3. Ve paso a paso

Puedes empezar a notar el peso de la incertidumbre cuando tienes que enfrentarte a una tarea grande y no tienes ni idea de cómo vas a conseguir terminarla. Cuando pasa eso, tienes que trazarte un plan de acción de minitareas y en ponerle fecha a la tarea que tienes por delante, tal y como recomienda Eliasof. "Notarás una mayor realización conforme vayas completando cada tarea y eso te da una sensación de tener más control y menos incertidumbre", nos cuenta. Además, tener esa ayuda visual puede ayudarte a mantener los pies en la tierra si en algún momento pierdes el control.

4. Sé amable contigo

Si un niño te dijera que está preocupado por algo, ¿cómo reaccionarías? Probablemente no le llenarías la cabeza de posibles escenarios nefastos ni te pondrías a darle vueltas al miedo que dan muchas cosas. Pues aplica esa metodología contigo y trátate con el mismo cariño.

Habla de lo que te preocupa con alguna persona a la que le tengas confianza. Piensa en los resultados positivos que podrías tener. O date permiso para hacer algo que te saque mentalmente de esa situación así sea solo un momentito, como jugar básquetbol un rato o ver videos graciosos en YouTube. "La clave está en no desestimar lo que sientes diciéndote que todo va a salir bien, sino apaciguar y manejar correctamente el miedo", nos cuenta. Si lo haces así, no solo tendrás más calma, sino también una mayor claridad para empezar a trabajar en una solución con más facilidad.

5. Concéntrate en el presente

Preocuparte en exceso por el futuro se traduce en un trabajo extra del cerebro antes de tiempo. Concéntrate en el presente, donde ninguna de esas posibilidades negativas ha ocurrido todavía. Para practicar cómo vivir el momento, a Buckley le gusta escribir una lista cada noche con tres cosas que le han dado alegría durante el día. "De esa forma, te pones a buscar inconscientemente esas cosas examinando todo lo que ha ocurrido en el día. Pueden ser cosas sencillas, como haber visto un lindo insecto en tu ventana o que tu perro te haya despertado dándote mucho cariño por la mañana", dice. "Eso fortalece tu capacidad de mantenerte en el momento y controlar los pensamientos; algo que, al final, puede servirte para controlar las emociones".