Cómo manejar el rechazo de un equipo

Cómo lidiar con la exclusión según la entrenadora Courtney Banghart

Es el único jugador asiático del equipo y sus compañeros están lejos de ser inclusivos. La entrenadora Courtney Banghart quiere ayudar.

Pertenezco a un equipo de béisbol, pero a veces siento que realmente no formo parte de él, por más confuso que parezca. Soy el único jugador asiático. Los chicos blancos no parecen verme a menos que esté generando carreras. En el autobús que nos lleva a los partidos, me siento solo. Tienen chistes internos, chats de grupos y se juntan los fines de semana sin mí. Me entero porque lo hablan durante la práctica. Incluso hacen algunos chistes poco considerados. No sobre mí específicamente, pero aun así es molesto. Está afectando mi confianza y rendimiento. Me gustaría que me incluyeran (¡y ganar un campeonato juntos, porque creo que podemos!), pero ¿cómo puedo encontrar mi lugar donde no me siento bienvenido?

Jugador de béisbol asiático de 17 años, el único integrante del equipo que no es bienvenido.

Quisiera decir tantas cosas, pero quiero empezar por los chistes desconsiderados, porque eso es algo que realmente no está bien. No está bien por un montón de motivos éticos, pero como soy entrenadora y tú un jugador que me pide ayuda, voy a hablar principalmente de por qué no está bien para tu equipo.

Los mejores equipos son los que tienen una conexión. Crean una cultura en la que cada individuo es importante para el conjunto y, a su vez, el conjunto es importante para cada individuo. Las bromas y el sarcasmo sobre raza, identidad de género, orientación sexual o contexto socioeconómico atentan contra esa cultura, incluso si el objetivo de la broma no está en el lugar.

Eso es una realidad a cualquier nivel, en cualquier deporte. Soy entrenadora de básquetbol de la NCAA y puedo decirte de primera mano que si alguien en mi vestuario siente desvalorización o falta de respeto hacia su persona, el equipo pierde cohesión y las grietas se notan en el juego. Rápidamente, los oponentes comienzan a identificar esos quiebres y a explotarlos.

Por otro lado, si realmente entendemos el valor de la conexión, entenderemos que formar parte de un equipo es una responsabilidad sagrada, y que el vestuario es un espacio sagrado. Sin importar qué suceda afuera, cuando estamos en el vestuario con nuestros compañeros de equipo, podemos actuar con honestidad y mostrar nuestra vulnerabilidad. Esta confianza hace que sea posible que todo tipo de personas trabajen juntas como un todo. Eso es realmente poderoso y único para los equipos deportivos. Lamento que tu equipo todavía no se haya dado cuenta, pero quiero decirte que es posible. Lo sé por experiencia.

Soy blanca del blanco más blanco que puedas imaginar. O sea, no solo soy blanca, sino que soy de New Hampshire y casi todo mi equipo es negro. No puedo pretender saber lo que es ser negra, o asiática, en nuestra sociedad.

Pero ese es uno de los grandes motivos que hace que la inclusión siempre sea una prioridad para mí. Como entreno a mujeres que viven bajo el manto de la injusticia racial, es mi deber tener conversaciones que, francamente, a veces están fuera de mi zona de confort. Tengo estas charlas con mi equipo al inicio de la temporada y abordo cualquier tema de exclusión que surja durante la temporada, sin excusas.

Puedo contarte un ejemplo: estaba trabajando como entrenadora en Princeton cuando Colin Kaepernick comenzó a arrodillarse durante el himno antes de los kickoffs de la NFL. Cuando llegó el momento de decidir cómo iba a reaccionar mi equipo, sabía que era importante asegurarme de que todas fueran vistas y escuchadas.

"Cuando formas parte de un equipo", les dije, "deben hacer dos cosas: hablar con consideración y escuchar con atención". Entonces, formamos una ronda y todas compartimos lo que pensábamos y sentíamos. Usamos la primera persona: "Creo tal cosa" o "Viví esto otro". Y nadie se limitó a solo observar. Cada una compartimos entre todas, de a una a la vez.

Al siguiente juego, casi la mitad del equipo se arrodilló. La clave es esta: estábamos conectadas, incluso aunque tuviéramos diferentes perspectivas. Todas participamos en esa conversación difícil. Habíamos mostrado nuestra vulnerabilidad a todas. Sabíamos de dónde venía cada una y no permitimos que nuestras diferencias nos dividieran. Una conversación difícil puede unir más a un equipo en lugar de separarlo. He visto cómo sucede una y otra vez. Me gustaría poder compartir más historias, pero como dije: el vestuario es un lugar sagrado.

Retomemos tu situación. Es obvio que amerita una conversación difícil, pero no te voy a pedir que la empieces tú. Pedirle a un chico de 17 años que maneje esto no es justo; pedirle a alguien que ha sido excluido por temas raciales que arregle el problema es absoluta y completamente injusto.

Te voy a pedir que involucres a tus entrenadores. Ellos deben apoyarte, especialmente en una situación como la tuya. Debes reunir el coraje para dar el primer paso y contarles lo que está sucediendo y cómo te sientes. Luego de eso, si son dignos, entrarán en acción. Si alguien de mi equipo fuera excluida por otras jugadoras, ten por seguro que abordaría el problema de inmediato.

Por supuesto que cabe la posibilidad de que tus entrenadores no estén a la altura de las circunstancias. Si ese fuera el caso, puedo al menos recordarte esto: existen equipos que celebran las diferencias. Existen equipos en los que los jugadores se quieren y confían. Y creo que más tarde o más temprano, formarás parte de un equipo como ese. Te lo mereces.

Entrenadora Banghart

Courtney Banghart es la entrenadora principal de básquetbol femenino de la Universidad de Carolina del Norte. Con anterioridad, fue la entrenadora principal en Princeton. En 2015, recibió el nombramiento de Entrenadora Nacional Naismith del Año y en 2017 trabajó como entrenadora asistente de la Selección Nacional de Básquetbol Femenino U23 de los Estados Unidos. Banghart, jugadora destacada en Dartmouth, estableció en su carrera el récord de triples de la Ivy League, que nadie ha podido superar aún. Es miembro de la junta directiva de la Asociación de Entrenadores de Básquetbol Femenino y del Comité de Supervisión de Básquetbol Femenino de la NCAA.