Es muy difícil establecer hábitos saludables, pero es muy fácil dejar de seguirlos. Te explicamos cómo mantenerlos cuando te tomas tiempo libre.
Vacaciones para tomarse un descanso
No es de extrañar que leer esto te produzca alegría. En una época en la que el nivel de estrés o cansancio sobrepasa los límites, buscamos tiempo para relajarnos y desconectar. Lo necesitamos para renovar nuestra energía y retomar nuestros objetivos.
Ahora bien, el problema es que nos lo tomamos al pie de la letra. A menudo, ese descanso tan deseado se convierte en un alto definitivo: dejamos de entrenar durante un mes, pasamos un fin de semana fuera de la ciudad que acaba arruinando nuestra dieta y dejamos de ir a clase o al trabajo una o dos semanas, lo que hace que nos horrorice la idea de volver a encender la computadora, incluso cuando nos encanta lo que hacemos.
La razón por la que es tan complicado volver a tu rutina es porque tal vez asocias el descanso a no hacer nada, explica la doctora Michelle Cleere, psicóloga de rendimiento que trabaja con atletas de élite, músicos profesionales y ejecutivos. "Vivimos en una sociedad en la que las personas se esfuerzan al máximo o no lo hacen en absoluto", sostiene Cleere. De la misma manera que los éxitos constantes pueden provocar agotamiento, abandonar los buenos hábitos mientras te tomas un descanso puede poner punto y final a tu energía y hacer que fracases, explica la doctora Nicole Detling, asesora en rendimiento mental y especialista en psicología deportiva que colabora con atletas olímpicos y del día a día. "Las personas progresan gracias a la constancia y a la rutina", afirma Detling. Además, estar unos días sin comer bien, sin hacer ejercicio y sin estudiar ni trabajar pueden dar lugar a una rutina mental que acabarás interiorizando. ¿La razón? Mentalmente estamos mejor preparados para lo conocido que para lo nuevo, sostiene Detling.
Aprende a tomarte un descanso
Es recomendable que no abandones tu rutina por completo, pero puedes bajar un poco el ritmo, explican Cleere y Detling. Así, te desconectarás de la intensidad constante que conlleva. Además, según Cleere, es más fácil volver a tu rutina habitual si, durante las vacaciones, haces ejercicios de menor intensidad en lugar de no hacer nada. Piensa en cuando hierves agua en una olla: hierve más rápido si bajas el fuego, no cuando lo apagas.
Este enfoque también puede ayudarte a volver a tu rutina con más ganas si te centras en las capacidades que te ayudan a forjar tu personalidad de una manera distinta. Imagínate que eres un corredor que necesita desconectarse física y mentalmente de los impactos con el asfalto. Busca esa bicicleta que tenías abandonada o coloca una esterilla de yoga para seguir estimulando tu cuerpo con los movimientos que necesita para mantenerse activo y pon a prueba los músculos y la mente de una forma distinta. Si te gusta cocinar lo mismo cada fin de semana, atrévete con algo nuevo que incluya verduras o alimentos saludables que no hayas probado antes. La clave es que los combines con algo diferente y divertido que te guste, sin olvidarte de tu objetivo, afirma Detling.
Aprovechar el tiempo libre para realizar una actividad con un objetivo tiene efectos positivos, añade Detling. Cuando lo haces, liberas dopamina, serotonina y endorfina. Estas hormonas de la felicidad te ayudan a combatir el estrés. "Concéntrate para volver más fuerte que nunca".
Cómo volver a la rutina
Tal vez necesites un pequeño empujón para volver a tu rutina programada. Te planteamos unas estrategias para que sea más sencillo.
1. Encuentra el motivo
"No es casualidad que los atletas entrenen incluso cuando les falta motivación. Lo hacen porque se han fijado un objetivo", explica Detling. Si quieres levantar más peso, estudiar con más constancia, usar menos plástico o hablar con tus abuelos más a menudo, pregúntate por qué te has propuesto ese objetivo. ¿Quieres sentirte más enérgico? ¿Más feliz? ¿Vivir más el presente? Sigue haciéndote preguntas hasta que encuentres el verdadero motivo: sentirás que te viene de adentro, sostiene Detling. Hazlo cada vez que necesites motivarte.
2. Ignora las voces de tu interior.
Vivimos en una lucha constante con nuestro 'yo' interior, lo que a menudo es autodestructivo. Pongamos el ejemplo de escribir un diario. Nuestro interior nos dirá que cuesta demasiado o que no tenemos nada interesante que escribir. Contéstale con contundencia a esa vocecita y repite cuál es tu motivo y a qué te comprometes. Así, dejará de tener importancia y de hacerse eco. "Es como jugar un partido de tenis mentalmente", explica Detling. "La mente golpea la pelota por encima de la red y te dirá 'eh, no tengo ganas'. Tu misión consiste en devolverla cada vez".
3. Tómate tu tiempo.
Antes de empezar a moverte literalmente (salir de la cama para hacer yoga) o en sentido figurado (anotarte a esa clase que siempre has deseado), piensa "3, 2, 1, ¡ya!". Una sencilla cuenta atrás aporta sensación de control, explica Detling, y convence a la mente de que has decidido tomar la iniciativa. Pruébalo con las acciones más pequeñas: "3, 2, 1, ponte el calzado", "3, 2, 1, abre la puerta", "3, 2, 1, corre alrededor de la manzana" y con otras como "3, 2, 1, corre 10 kilómetros". De este modo, la tarea será más sencilla y conseguirás más objetivos, así como más seguridad.
4. Haz que sea más sencillo.
Cuando te cueste volver a tu rutina anterior, encuentra la manera de que sea más sencillo. Por ejemplo, si tienes dificultades a la hora de volver a levantar pesas, ponte esa canción que tanto te gusta (en lugar de no escuchar música o esa lista de reproducción que no te convence). Según un estudio reciente, puede alejar al cerebro del trabajo y hacer que el ejercicio sea más sencillo. Otro de los resultados es que escuchar las canciones que te gustan con 165 ritmos por minuto pueden mejorar la fuerza y la resistencia durante los entrenamientos). Es como agregar aceite a las ruedas de un coche, explica Detling. Esa facilidad extra puede ayudarte a encontrar la energía que necesitas.
Si todavía tienes el dilema de todo o nada, de mantenerte o no activo en lo que respecta al entrenamiento, la dieta, tus pasatiempos o relaciones sociales, piensa en tu versión del futuro: ¿te lo agradecerá o se arrepentirá cuando ese "descanso" haya acabado? Haz lo que esté en tus manos para ser feliz en el futuro y, sin darte cuenta, volverás más fuerte que nunca.